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EPI

La electrólisis percutánea intratisular, conocida por sus siglas EPI, es una técnica de fisioterapia invasiva que consiste en la aplicación de una corriente galvánica a través de una aguja de punción para provocar un efecto analgésico y una respuesta inflamatoria local que permite la reparación del tejido afectado.

Empleamos esta técnica siempre de manera ecoguiada, lo que convierte el proceso en certero y seguro.

Llevamos más de 15 años aplicando esta técnica en lesiones tendinosas, ligamentarias, musculares y los resultados son excelentes.

Electrólisis percutánea intratisular - EPI

  • Lesiones tendinosas: La terapia EPI se utiliza para tratar tendinopatías, que incluyen afecciones como la tendinitis (inflamación del tendón) y la tendinosis (degeneración del tendón). Puede aplicarse en tendones de diversas partes del cuerpo, como el tendón de Aquiles, el tendón rotuliano, el tendón del bíceps, entre otros.

  • Lesiones musculares: Se utiliza para tratar lesiones musculares como distensiones y desgarros musculares. La EPI puede ayudar en la regeneración del tejido muscular y la recuperación de la fuerza y la función.

  • Puntos gatillo miofasciales: La terapia EPI puede ser eficaz para el tratamiento de puntos gatillo miofasciales, que son áreas de tensión y sensibilidad en los músculos que pueden causar dolor referido y disfunción.

  • Dolor crónico: En algunos casos de dolor crónico musculoesquelético, como la fascitis plantar, la epicondilitis lateral (codo de tenista) o la epicondilitis medial (codo de golfista), la EPI puede ser una opción de tratamiento.

  • Rehabilitación deportiva: La terapia EPI es popular en el ámbito deportivo para ayudar a los atletas a recuperarse de lesiones musculares y tendinosas y volver al juego más rápido.

  • Recuperación postoperatoria: En algunos casos, la terapia EPI se utiliza como parte de la rehabilitación después de cirugía ortopédica para mejorar la cicatrización de los tejidos y la función.

  • Lesiones crónicas o recurrentes: Cuando las lesiones musculares o tendinosas se vuelven crónicas o recurrentes, la terapia EPI puede ser una opción para estimular la reparación y mejorar la calidad de los tejidos afectados.

hay algunas situaciones en las que la terapia EPI puede estar contraindicada o debe usarse con precaución:

  • Infecciones activas: No se debe realizar terapia EPI en áreas del cuerpo con infecciones activas o en pacientes con infecciones sistémicas. La introducción de agujas en tejidos infectados puede propagar la infección o empeorarla.

  • Trastornos de la coagulación: La terapia EPI debe evitarse en pacientes con trastornos de la coagulación o en aquellos que toman medicamentos anticoagulantes, ya que existe un riesgo de hemorragia.

  • Embarazo: Se debe tener precaución en el tratamiento de mujeres embarazadas, especialmente en áreas cercanas al abdomen y la pelvis. La seguridad de la terapia EPI durante el embarazo no está completamente establecida, por lo que se deben considerar alternativas más seguras.

  • Áreas sensibles o vulnerables: La terapia EPI debe evitarse en áreas anatómicas delicadas o vulnerables, como el área de los ojos, la garganta, los órganos genitales y las áreas donde los nervios o los vasos sanguíneos están cerca de la superficie de la piel.

  • Reacciones alérgicas a las agujas o a los materiales utilizados en el procedimiento: Si un paciente tiene una alergia conocida a las agujas o a los materiales utilizados en la terapia EPI, como el níquel (que puede estar presente en algunas agujas), se deben considerar otras opciones de tratamiento.

  • Problemas de la piel: La terapia EPI no debe realizarse en áreas con heridas abiertas, quemaduras, eczema u otras afecciones cutáneas agudas. También es importante evitarla en áreas donde se haya realizado recientemente cirugía plástica o estética.

  • Intolerancia o miedo a las agujas: Si un paciente tiene un miedo extremo a las agujas o una reacción extrema a la inserción de agujas, la terapia EPI puede no ser adecuada para ellos.

  • Enfermedades neuromusculares graves: En algunas enfermedades neuromusculares graves, como la distrofia muscular, la terapia EPI puede no ser la mejor opción y se deben considerar enfoques terapéuticos alternativos.